miércoles, 29 de abril de 2009

AMPARO ENRIQUEZ. SU DÍA DEL LIBRO



Nuestra poeta Amparo Enriquez, nos cuenta como vivió su particular día del libro 23 de Abril de 2009. Todo indica que fue muy feliz.
Escuchar su relato de este día es muy fácil. Pincha en este enlace: http://lamemoriavacia.blogspot.com/2009/04/amparo-enriquez-nos-cuenta-el-dia-del.html

lunes, 27 de abril de 2009

LA PASIÓN DIFUMINADA EN LA MEMORIA




"QUAND TU DORS PRES DE MOI
TU MURMURES PARFOIS
LE NOM MAL OUBLIÉ
DE CET HOMME QUE TU AIMAIS"

miércoles, 22 de abril de 2009

DÍA DEL LIBRO




El jueves día del libro, firmaré ejemplars de mis obras en la librería "Espacio lector nobel", de 18 a 20 h. en la calle Arroyo de la Media Legua, 46. Si queréis ver la noticia, podéis pinchar en el enlace de las librerías.
http://www.blogger.com/www.libreriasnobel.es

Un saludo.

Francisco Legaz.

miércoles, 15 de abril de 2009

LECTURA CRÍTICA

LECTURA CRÍTICA

En tiempos de crisis, sea esta estructural, muy grave y de difícil futuro, o coyuntural y por lo tanto pasajera, todo el mundo recomienda la lectura como algo económico y como una inversión en ti mismo. El libro dicen que se convierte, en tiempos de penuria económica, en un pequeño “valor refugio”. Por lo tanto todo apunta a que hay que leer. Las estadísticas confirman cada año, que los lectores aumentan progresivamente, lo cual, se supone que es siempre una buena noticia para todas las partes afectadas, libreros, editoriales, responsables políticos y de educación.
Pero yo quiero aportar una visión un poco distinta, o desde otro ángulo. Los libros no son buenos en si mismos. No estoy en absoluto de acuerdo con cierta ideología que pretende ser dominante, que dice, sin especificar ninguna clase de contenido, que leer, por el mero hecho de hacerlo, nos hace más cultos, o peor aún, que hay que leerse hasta los prospectos de los medicamentos, cosa que por cierto es ciertamente espantosa.
Los libros son meros objetos que normalmente contienen en su interior algo. Y es precisamente ese algo lo que importa. Otra cosa es que nos volvamos bibliófilos, y nos de por coleccionar estos objetos en nuestra casa, atribuyéndoles diversos valores, que están relacionados con su antigüedad, o con su tipo de encuadernación, pero lo que realmente importa de un libro es su contenido.
Por lo tanto aconsejar a alguien que se lea lo que sea, sería lo más parecido a que un médico le dijese a un paciente que se tomara cualquier medicación, no importando ni la patología, ni el tratamiento adecuado. “Tómese lo que sea, antibióticos o vitaminas, el caso es tomar algo” Todos sabemos que medicarse, puede no ser bueno, e incluso puede llegar a ser muy peligroso.
Y es tal el convencimiento de que la lectura es algo bueno en si mismo, que incluso se la ha llegado a asociar con valores totalmente ajenos como la cultura o la propia esencia de la democracia. Los ciudadanos votan y además se informan a través de la lectura. Y claro, como es normal, nadie nos orienta en algo tan importante como qué libro leer y cuál no leer. Esto sería como romper la burbuja en la que todos estamos metidos y protegidos. La gente, se supone que elige sus propias lecturas y si no acierta, pues se siente. Y si el Estado nos propusiera libros y autores concretos, todos nos sentiríamos escandalizados por ese intento de manipulación. Y mientras tanto, las editoriales, conocedoras de esta contradicción básica, aumentan exponencialmente la oferta, de forma que en España se publican unos trescientos nuevos libros a la semana, con lo que las mesas de novedades se convierten en una complejidad más a añadir a todo este absurdo libre albedrío.
Pero la lectura no deja de ser algo totalmente individual. Quizás existan pocas cosas tan íntimas como enfrentarse en solitario a la lectura de un texto y sin embargo puede ocurrir que, al leer, estemos compartiendo con muchas personas símbolos e ideas, y por lo tanto sea esta una manera de formar lo que se ha llamado la conciencia colectiva.
Un programa de radio dedicado a la literatura, puede ser un simple soporte publicitario de editoriales o escritores, sin más, es decir, un apoyo a la idea de leer, por leer. Pero también podemos utilizar nuestro “El bosque de las palabras”, como una pequeña fuente de criterios; criterios que tenemos que irnos fabricando nosotros mismos.
Yo insisto en que no hago el programa para dar publicidad a nadie, sino que lo que pretendo es acercarme a la literatura desde un ángulo distinto. Quiero escuchar a escritores de todo tipo. Incluso a los que no son muy conocidos en el panorama actual, y sobre todo me interesa que nos expliquen, como ocurre en ellos el misterioso acto de crear. No es una tarea sencilla, porque todo lo que rodea a la literatura está muy idealizado, y por lo tanto poco iluminado, es decir, más bien oscuro. Pero poco a poco, a base de las conversaciones que mantengo con todos ellos, se puede ir conformando una idea de lo que significa la creación literaria.
La lectura indiscriminada, también puede ser algo negativo. Hay lecturas que incluso nos pueden hasta perjudicar. Por lo tanto la lectura puede y debe ser una potente arma, que nos sitúe por encima de un presente que siempre, a lo largo de la historia conocida, ha sido confuso y en permanente crisis, tanto intelectual como económica. Deberíamos poder averiguar el estado de una sociedad, sabiendo qué libros está leyendo. Y la salud de los libros, les puedo asegurar que no se mide por su nivel de ventas, sino por cosas mucho más profundas y muy distintas. Por lo tanto, y para terminar, mi única recomendación es la misma que podemos escuchar en cualquier parte. Recomiendo que se lea; que se utilice la literatura que siempre está ahí esperándonos. Pero que también utilicemos alguna clase de criterio. Cualquiera puede ser bueno y fiable, y la única forma de saberlo es irlo comprobando, avanzando a través de ese “bosque de las palabras”.
Un saludo.
Francisco Legaz.

domingo, 12 de abril de 2009

HASTA SIEMPRE ESTHER

(la imágen es una ilustración del libro "El principito")
Hace unos días, uno programas mejor dicho, invitamos a los estudios a una persona muy especial. Se trata de Esther Jimenez Leyva, afectada por una de esas enfermedades a las que llamamos enfermedades "raras". Estuvo simpática, y lo pasamos muy bien, haciendo el programa con ella, pero el domingo pasado, así sin más, se ha ido para siempre. Aquí han quedado las grabaciones que hicimos en directo. Es un poco espeluznante escucharla, pero muy real. La vida es así.
Esta es la carta que he enviado a la asociación de epidermolisis:


EL SILENCIO NO ES NADA

Mi nombre es Francisco y soy escritor. Como muchos otros escritores, me veo obligado para poder vivir y pagar mis gastos, como una vez le escuché decir a Fernando Iwasaki, y no acabar “preso”, a trabajar en otra cosa. Lo que ocurre es que, en mi caso, “la otra cosa”, tengo la suerte de que es una profesión maravillosa. También soy enfermero, practicante, DUE, o como ustedes quieran llamarme. Trabajo en un Centro de Salud de Madrid, y me dedico a la Atención Primaria desde hace algunos años.
A lo largo de mi vida profesional, tanto de escritor como de Enfermero, me he hecho siempre muchas preguntas de difícil respuesta. Y en esta carta quiero intentar contestar a la más complicada de todas. Me pregunto ¿Qué es el amor, la amistad o el cariño? Una pregunta muy compleja, de difícil solución. Pero yo, gracias a una paciente a la que he tenido la suerte de tratar, he encontrado una posible solución. que puede satisfacer de una vez para siempre esa duda.
Estuve tratando de su enfermedad a Esther Jiménez, una chica de 19 años. Se trata de la Epidermolisis, una dolencia de las llamadas raras por la poca incidencia que tiene en la población, y también rara por lo cruel que puede llegar a ser. Las curas, largas y penosas para mi, sobre todo lo eran para ella, que las sufría en su piel a diario. Pero Esther supo despertar en mi la curiosidad, ya que nadie se hubiera podido imaginar que una paciente así, tuviera el buen carácter, o el buen humor que ella tenía. Con ella fue muy fácil confirmar que uno siempre encuentra en el otro la propia realización.
Pronto sentí necesidad de atender a Esther, y muchos días estaba deseando que llegase la hora de ir a su casa, porque siempre que iba a curarla, salía de allí con buen humor, y con la satisfacción de haberme reído durante casi dos horas con ella. Reírse no es tarea fácil en los tiempos que corren. Todo el mundo está serio y con mala cara, pero ella, me demostraba siempre que su inteligencia era excepcional, porque era capaz de ser feliz y transmitirlo, a pesar del aparente drama de su vida. Y digo aparente, porque me he dado cuenta de que ser feliz no tiene que ver absolutamente con nada que sea palpable. La felicidad no está, como se suele decir, a flor de piel, y mucho menos en el caso de Esther. La felicidad está dentro de nuestra cabeza y no en ningún otro lugar. Yo no sé si ella era feliz, pero era lo que me transmitía.
Hace unos días Esther se ha ido para siempre sin más explicaciones. Nunca más la volveré a ver, y aunque pase por la puerta de su casa y la recuerde, no podré ya escuchar ni su voz ni sus palabras. Ya no habrá más dosis de su fina ironía, ni de su risa, ni de las historias contadas con tanta gracia, que me dejaban pensando en ellas toda la tarde. Ya no hay nada. Sólo me ha quedado de ella su tremenda lección. He aprendido que mi obligación en esta vida, la única obligación que tengo para mi, y para la gente que me rodea, es la de ser feliz. Y de paso, me he dado cuenta de que esas palabras: “amor, amistad, cariño...”, esas palabras tan complicadas de definir, ahora han adquirido una nueva referencia y un nuevo sentido para mi.
¿Qué es el cariño, qué es la amistad? Pues muy sencillo El cariño no es otra cosa que el vacío que te queda en lo más hondo de tu corazón, después de que alguien al que no sabías que querías porque no te dabas ni cuenta, se vaya para siempre de tu lado. Ese vacío, es el espacio que ocupaba dentro de mi Esther. Y no hay nada más.
Sé que poco a poco iré olvidándola porque soy humano. Se me olvidará su voz, y hasta su imagen se me irá haciendo cada vez más borrosa en la memoria, pero su vacío, ese no me lo quitará nadie. Y como soy humano, y tenemos los humanos una innata tendencia a la coherencia, voy a seguir tratando de ser feliz como ella me enseñó.
En fin Esther, nunca más te volveré a ver, pero existe una rueda inmensa, que se llama eternidad, y todos estamos dentro de esa rueda. Ahora siento ese vacío, ese silencio que tantos han descrito antes que yo. Al fin y al cabo pura debilidad, aunque me consuela saber que en música y en literatura, y también, porque no, en la vida misma, el silencio no es nada, sino que es mucho más.
Te deseo lo mejor; siempre te lo deseé, y tengo la impresión de que tu también querías lo mejor para mi.
Hasta siempre Esther y muchas gracias por haberte cruzado en mi vida.

Francisco Legaz Nieto


Si queréis escucharla a ella y al poeta que le dedicó un poema, lo mejor es pinchar en todos estos enlaces.







miércoles, 1 de abril de 2009

JUAN RAMÓN JIMENEZ



Ayer leí que, cuando Juan Ramón Jimenez vivía en Puerto Rico, tenía un mayordomo que todos los días cuando caía la tarde, le decía: SEÑOR, EL CREPÚSCULO.