miércoles, 6 de agosto de 2008

UNA TARDE CON JUAN PATRICIO


EL BOSQUE DE LAS PALABRAS. EDICIÓN Nº 12
JUAN PATRICIO LOMBERA

Una tarde de martes más he cumplido con lo que ya se va convirtiendo en un rito. Hemos hecho el programa de radio sin ninguna novedad. El escritor invitado a sido Juan Patricio Lombera. Es Mexicano, lo cual ha aportado al programa un toque curioso y exótico. Juan Patricio parece, desde luego, un escritor. Cuando le pregunté si tenía intención de seguir escribiendo en el futuro, su respuesta fue tan contundente y explícita, que me quedó clarísimo que si, que está dispuesto a seguir escribiendo para siempre.
Le escuché concentrado y con mucho interés, ya que todo lo que me decía sonaba a una especie de música literaria. Digamos que Juan Patricio, cumplió de sobra con mis expectativas. Entrevistar a un escritor y que todo salga bien, que la conversación sea interesante, que con sus palabras me sienta cautivado y que el tiempo pase volando, son cosas que no pasan siempre y ayer ocurrieron.
También tuve… tuvimos los oyentes y yo, el placer de escuchar la lectura de un relato de uno de sus libros, que hablaba de los “semilegales”, personas que, al parecer, no son legales por separarse más de venticinco millas de la frontera, como si un ser humano, un pájaro o una ardilla pudieran no ser legales, en el colmo del absurdo. Juan Patricio, con este relato, me removió la conciencia de las cuestiones de los emigrantes. Algo difícil y complejo, a lo que en España nos tenemos que ir acostumbrando, porque la literatura de Juan Patricio, como dice una de las preguntas que les hago a todos los escritores, está “pegada a su tiempo”. Es una literatura vivida y que te hace vivir; una literatura que, como debe ser, te remueve la conciencia y representa un papel psicológico y documental en la sociedad en la que se desarrolla.
Dice una de las crónicas que se han escrito, como consecuencia de la publicación de sus textos, que el mexicano Juan Patricio Lombera es uno de los jóvenes escritores más interesantes de la nueva narrativa iberoamericana y, sin ir más lejos, por ejemplo, su novela “La rebelión de los inexistentes”, la demostración de que la novela con argumento, comprometida con la realidad, no ha muerto.
Por lo tanto creo que más no puedo pedir. Ayer invité a este escritor, pero escuchándole me di cuenta de que el invitado, realmente, era yo.