miércoles, 12 de noviembre de 2008

EL AMOR EN LA HISTORIA DE NUESTRAS VIDAS


La literatura es algo que produce sensaciones muy especiales. Ayer en la radio, confirmé esto al cien por cien. Los ingredientes eran, como siempre sencillos: encima de mi mesa un libro, y enfrente de mi la escritora. En este caso se trataba de Esther. A su lado, en “la pecera”, estaba Isabel. Todos; los tres, estábamos infectados por el mismo virus. El virus de la literatura, de los libros, de contar cosas muy grandes, enormes, con las simples palabras, que son pequeños instrumentos de los que nos tenemos que ir valiendo hasta que seamos dioses.
Yo les pedí a las dos, a la escritora y a la enfermera, que se sentaran frente a mí, para poder mirarles a los ojos. Siempre digo esto y además lo hago. Hablo con la gente en la radio mirándoles a los ojos, porque como decía más arriba, las palabras, son sólo pequeños instrumentos. Los ojos, la mirada, es otra cosa, y a través de ella, puedo leer mucho más. A las dos, a Esther y a Isabel les brillaban los ojos. Ya sé que esta frase: “brillar los ojos”, es una frase que, de tan oída como es, parece un poco retórica, pero debido a la imposibilidad de que los oyentes puedan ver esto, el brillo de los ojos de una persona que está hablando en un micrófono, creo que es mi obligación explicar que, además de las humildes palabras, allí en el estudio, ayer había brillo en los ojos.
Me leí el libro de Esther “el amor en la historia de nuestra vida” de un tirón. Me causó, no una, sino muchas profundas impresiones distintas. Digamos que la lectura de aquel libro, sacó de mí cosas, que permanecían en mi interior olvidadas. Viendo a Esther, no se imagina uno que sea capaz de hacer lo que hizo y que relata en aquel libro. Entregarse a un ser humano, como yo sé que se entrega la persona que decide cuidarle, asistirle en los últimos meses de su existencia, requiere una madurez y una entereza que no tiene todo el mundo.
Mi conclusión final del programa de ayer es, como casi siempre. Me siento un privilegiado, por poder tener cerca de mí a personas como Esther e Isabel. Y quiero subrayar algo muy importante. Ayer escuché de labios de Esther, que el amor es lo más importante de nuestras vidas, y yo creo que, a pesar de las crisis económicas, las guerras, y todas esas cosas que no nos dejan vivir, tiene toda la razón. Sin amor la vida tiene muy poco sentido.

2 comentarios:

Martha Jacqueline Iglesias Herrera dijo...

He tenido que detenerme en este post. Realmente eres privilegiado de poder llevar la voz a través de la radio a los sitios más insospechados, y no solo eso, compartir ese momento especial que los radioyentes no podemos y del que hablas: el verse a los ojos y disfrutar de los allí presentes.
Y me sumo a las palabras de ambos: sin amor la vida tiene poco o ningún sentido.

Saludos!

francisco legaz dijo...

Muchas gracias letraweb... Preciamente queremos dedicar un programa a la literatura de Cuba. Si quieres puedes colaborar, enviándonos algo... lo que quieras.
Un saludo.