LECTURA CRÍTICA
En tiempos de crisis, sea esta estructural, muy grave y de difícil futuro, o coyuntural y por lo tanto pasajera, todo el mundo recomienda la lectura como algo económico y como una inversión en ti mismo. El libro dicen que se convierte, en tiempos de penuria económica, en un pequeño “valor refugio”. Por lo tanto todo apunta a que hay que leer. Las estadísticas confirman cada año, que los lectores aumentan progresivamente, lo cual, se supone que es siempre una buena noticia para todas las partes afectadas, libreros, editoriales, responsables políticos y de educación.
Pero yo quiero aportar una visión un poco distinta, o desde otro ángulo. Los libros no son buenos en si mismos. No estoy en absoluto de acuerdo con cierta ideología que pretende ser dominante, que dice, sin especificar ninguna clase de contenido, que leer, por el mero hecho de hacerlo, nos hace más cultos, o peor aún, que hay que leerse hasta los prospectos de los medicamentos, cosa que por cierto es ciertamente espantosa.
Los libros son meros objetos que normalmente contienen en su interior algo. Y es precisamente ese algo lo que importa. Otra cosa es que nos volvamos bibliófilos, y nos de por coleccionar estos objetos en nuestra casa, atribuyéndoles diversos valores, que están relacionados con su antigüedad, o con su tipo de encuadernación, pero lo que realmente importa de un libro es su contenido.
Por lo tanto aconsejar a alguien que se lea lo que sea, sería lo más parecido a que un médico le dijese a un paciente que se tomara cualquier medicación, no importando ni la patología, ni el tratamiento adecuado. “Tómese lo que sea, antibióticos o vitaminas, el caso es tomar algo” Todos sabemos que medicarse, puede no ser bueno, e incluso puede llegar a ser muy peligroso.
Y es tal el convencimiento de que la lectura es algo bueno en si mismo, que incluso se la ha llegado a asociar con valores totalmente ajenos como la cultura o la propia esencia de la democracia. Los ciudadanos votan y además se informan a través de la lectura. Y claro, como es normal, nadie nos orienta en algo tan importante como qué libro leer y cuál no leer. Esto sería como romper la burbuja en la que todos estamos metidos y protegidos. La gente, se supone que elige sus propias lecturas y si no acierta, pues se siente. Y si el Estado nos propusiera libros y autores concretos, todos nos sentiríamos escandalizados por ese intento de manipulación. Y mientras tanto, las editoriales, conocedoras de esta contradicción básica, aumentan exponencialmente la oferta, de forma que en España se publican unos trescientos nuevos libros a la semana, con lo que las mesas de novedades se convierten en una complejidad más a añadir a todo este absurdo libre albedrío.
Pero la lectura no deja de ser algo totalmente individual. Quizás existan pocas cosas tan íntimas como enfrentarse en solitario a la lectura de un texto y sin embargo puede ocurrir que, al leer, estemos compartiendo con muchas personas símbolos e ideas, y por lo tanto sea esta una manera de formar lo que se ha llamado la conciencia colectiva.
Un programa de radio dedicado a la literatura, puede ser un simple soporte publicitario de editoriales o escritores, sin más, es decir, un apoyo a la idea de leer, por leer. Pero también podemos utilizar nuestro “El bosque de las palabras”, como una pequeña fuente de criterios; criterios que tenemos que irnos fabricando nosotros mismos.
Yo insisto en que no hago el programa para dar publicidad a nadie, sino que lo que pretendo es acercarme a la literatura desde un ángulo distinto. Quiero escuchar a escritores de todo tipo. Incluso a los que no son muy conocidos en el panorama actual, y sobre todo me interesa que nos expliquen, como ocurre en ellos el misterioso acto de crear. No es una tarea sencilla, porque todo lo que rodea a la literatura está muy idealizado, y por lo tanto poco iluminado, es decir, más bien oscuro. Pero poco a poco, a base de las conversaciones que mantengo con todos ellos, se puede ir conformando una idea de lo que significa la creación literaria.
La lectura indiscriminada, también puede ser algo negativo. Hay lecturas que incluso nos pueden hasta perjudicar. Por lo tanto la lectura puede y debe ser una potente arma, que nos sitúe por encima de un presente que siempre, a lo largo de la historia conocida, ha sido confuso y en permanente crisis, tanto intelectual como económica. Deberíamos poder averiguar el estado de una sociedad, sabiendo qué libros está leyendo. Y la salud de los libros, les puedo asegurar que no se mide por su nivel de ventas, sino por cosas mucho más profundas y muy distintas. Por lo tanto, y para terminar, mi única recomendación es la misma que podemos escuchar en cualquier parte. Recomiendo que se lea; que se utilice la literatura que siempre está ahí esperándonos. Pero que también utilicemos alguna clase de criterio. Cualquiera puede ser bueno y fiable, y la única forma de saberlo es irlo comprobando, avanzando a través de ese “bosque de las palabras”.
Un saludo.
Francisco Legaz.
miércoles, 15 de abril de 2009
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3 comentarios:
Me gusta este artículo sobre los libros y yo precisamente doy fe de que en este programa Francisco hace un enfoque de la literatura muy especial en el que ha dado cabida a muchos escritores y a muchas circunstancias diferentes relacionando nuestra vida con nuestros libros...Particularmente me atrae muchísimo este enfoque, y a través de él voy poquito a poco consiguiendo encontrar la visión que a mí me gusta de la literatura. Por eso mismo, me ha fascinado este artículo en el que nos sugieres que no se trata de leer por leer, sino de acertar con lo que leemos y disfrutar de ello...
Yo te agradezco Francisco un montón cada cosa que escribes, porque todas ellas me resultan muy interesantes...
Gracias una vez más y sigue escribiendo con la misma sensibilidad...me fascina...
un abrazo y mucha suerte
Te agradezco mucho tu comentario. Y tienes toda la razón; tenemos que construírnos nuestro propio criterio ante la lectura, y procurar ser consecuentes con él.
Por otro lado Amparo, tienes que saber, tienen todos lo que lean esto que saber, que Amparo es una poeta maravillosa, que escribe cosas que hacen que la piel se ponga de punta. Yo, en mi humlde criterio de lectura, he decidido leer a Amparo.
Jolines, casi nos has quitado las ganas de leer. Nos han entrado unas ganas de quemar nuestra biblioteca... que no, que es broma. Un artículo la mar de interesante, que nos ha hecho pensar (como odio que lo que leo me haga pensar) en el valor de lo que estamos leyendo.
A mi sí que me gusta leer todo lo que pillo, pero reconozco que yo tengo la fea costumbre de calificar los libros en dos filas, sólo, una con los que me han gustado y otra con los que no. creo que de todos se puede sacar algo (incluso de los que no te gustan), el problema es leer para instruirte y no para darte el gustazo de leer, sin más pretensión (para aprender están los libros de texto y esos ni los leíla antes ni los leeré después, palabrita de castellano).
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